Ocasiones especiales
Convierte los momentos festivos en recuerdos que perduran
De los rituales de la mañana a los banquetes del mediodía, la chef privada y estilista culinaria Rosie Shennan repasa las pequeñas tradiciones que hacen única la Navidad


Ocasiones especiales
De los rituales de la mañana a los banquetes del mediodía, la chef privada y estilista culinaria Rosie Shennan repasa las pequeñas tradiciones que hacen única la Navidad


Rosie Shennan es chef privada y estilista culinaria. Vive en una casita de siglos de antigüedad cerca de Bath con su marido y su perro, Basil. Graduada por Oxford y por Leith’s School of Food and Wine, aporta a la cocina, la narración y las tradiciones navideñas una mirada reflexiva y creativa.
La última Navidad fue la primera que celebramos en nuestra casita. Esta será la primera con nuestro perro, Basil, y el año que viene tendremos con nosotros a un bebé. A medida que mis Navidades han ido cambiando, y parece que seguirán haciéndolo, me he preguntado qué es lo que hace tan especial esta época del año. Mi conclusión: la compañía y las tradiciones. Momentos con sentido que hemos creado y compartido juntos cada año, y los recuerdos que despiertan.
De pequeña suplicaba a mis padres que compraran todo tipo de cosas navideñas, incluso papel higiénico con dibujitos. Disfrutaba de cada recuerdo especial y convertíamos todo en una experiencia mágica. Desde leer junto al fuego con una taza de chocolate la noche anterior hasta los calcetines y el paseo del día de Navidad, son esos rituales y tradiciones los que más recuerdo.
En el ritmo de hoy es difícil frenar y estar presentes en Navidad. A mí me pasa: se difuminan trabajo y casa, intento llegar a todo y ver a todo el mundo en una época muy ajetreada. Precisamente por eso es más importante que nunca crear recuerdos con la familia, los amigos e incluso desconocidos, y hacer de la Navidad un tiempo de cosas especiales y de estar juntos.
La taza de la mañana de Navidad
Magia navideña en rincones acogedores
No hay nada más mágico que la mañana de Navidad. Bajar lentamente al salón iluminado por las luces del árbol, reunirse con una taza caliente y recibir la mañana juntos. Los pijamas navideños son un gran añadido a esta escena casera y dan pie a fotos divertidas desde primera hora del día.
Un desayuno de celebración con algo especial es la mejor manera de empezar bien el día. Nunca es demasiado pronto para una copa de champán, y acompañarla con una simple cesta de bollería (las congeladas para hornear en casa funcionan de maravilla) mejora todavía más la experiencia. Desayunar todos juntos, sea como sea en tu casa, convierte esta mañana en algo especial. El día de Navidad no toca salir por la puerta con una tostada en la mano. Siéntate, haz una pausa y disfruta del silencio mientras el mundo despierta a su mañana festiva.
No te olvides de tus mascotas: también se merecen un desayuno navideño. Puede ser un hueso nuevo o una golosina especial; y si tienes niños, haz que participen. Recordarán dar de comer al perro en su desayuno de Navidad durante años.
En casa los calcetines son todo un ritual, y este año, por supuesto, al perro también le cae uno. Cada regalito lleva un mensaje distinto, «De los elfos» o «De los renos», con papel de seda bien navideño. Y al final, siempre una moneda de una libra y una clementina. ¿Quién sabe por qué? Son esas pequeñas tradiciones, heredadas de generación en generación, las que recuerdo con más nitidez y que seguiré manteniendo en los años venideros.
Rosie en la cocina: empieza el banquete
Cocinar en familia es fundamental
Mi momento favorito del día es cocinar juntos. Hablar sobre el menú, decidir qué platos preparamos este año y luego hacerlos realidad. No hay nada más reconfortante que pasar la mañana pelando patatas y limpiando coles de Bruselas con los tuyos.
Las tradiciones culinarias de Navidad son la parte favorita del día para mucha gente. El tiempo y el esfuerzo que se dedican al banquete, y los propios platos, nos recuerdan con claridad Navidades pasadas y ese reunirse para disfrutarlos todos alrededor de la mesa.
Cocinar juntos es fundamental. No debería haber una sola persona esclavizada en la cocina mientras los demás ya están brindando. Involucrad a todos y repartid la lista de tareas. Preparar la cena de Navidad es un gran proyecto y solo compensa si todos arriman el hombro. Con música festiva y una copa de algo alegre en la mano, estos son los momentos que no olvidarás.
La clave del banquete es eso: que se sienta un banquete. No es una comida cualquiera. Viste la mesa y haz que los platos den sensación de abundancia. Saca las copas especiales y un mantel; habrá merecido la pena.
Cierra el banquete con un postre espectacular
Tarde de té y pastel frente a una peli navideña
Una cena de Navidad es un gran reto y solo compensa si todos arriman el hombro; con música festiva y una copa de algo alegre en la mano, estos son los momentos que no olvidarás.
Los crackers caseros (unos tubos con un detalle en el interior que hacen un pequeño estallido al abrirlos) aportan un toque muy personal a la comida y suelen ser mucho más económicos. En casa solíamos hacer cada uno un cracker para otra persona y así todos contribuíamos. Escribe y busca tus propios chistes malísimos y cuelga los más divertidos en el tablón durante las semanas siguientes. Remata la comida con un postre espectacular. No tiene por qué ser el típico pudin inglés de Navidad; en nuestra familia hacíamos un rollo de chocolate y, cada año, añadíamos una decoración a la caja que usábamos para transportarlo: pequeños petirrojos y renos de plástico, hojas de acebo y mucha purpurina comestible.
Mis suegros son expertos en conseguir una foto de grupo en cualquier ocasión y, aunque en el momento esté nerviosa y despeinada, luego las vemos con muchísimo cariño. Así que, cuando la mesa esté puesta y el banquete servido, haz un par de fotos rápidas. Por último, con la tripa llena y la cabeza alegre, que todos se impliquen en la recogida. Fregar puede ser casi divertido cuando se hace entre todos y es otra oportunidad para pasar tiempo juntos.
El paseo del día de Navidad fue un clásico de nuestra infancia: una ruta concreta que solo hacíamos ese día. Ni muy larga ni muy corta, perfecta para que se asienten esas patatas asadas. No creo que a nadie le apeteciera mucho, pero era una tradición imprescindible y salíamos todos juntos. Volvíamos al anochecer y nos acomodábamos para ver la tele navideña, abrir algún regalo más y atacar el chocolate de los calcetines.
Una película navideña junto al fuego es un plan precioso, igual que jugar en grupo. A menudo nos regalamos juegos por la mañana con la idea de estrenarlos esa tarde o noche. Es una gran forma de «bautizar» el juego y, si triunfa, recuperarlo el año siguiente. Si aún quedan regalos bajo el árbol, la tarde y la noche son un momento especialmente acogedor para seguir juntos y alargar la diversión. Súmale una copa de champán o una taza de té, y un buen trozo de pastel de Navidad para aguantar hasta la cena épica de sobras.
Haz que la mesa sea especial y que los platos se sientan abundantes
El paseo del día de Navidad fue clave en nuestra infancia: una ruta concreta que solo hacíamos ese día. Ni muy larga ni muy corta, perfecta para asentar esas patatas asadas.
Se va en un suspiro y, aun así, le damos muchísima importancia a la Navidad. Recuerdo con gran claridad muchas Navidades pasadas gracias a tantas formas especiales de crear tradiciones y hacer recuerdos. Aquí van algunos consejos para lograrlo esta Navidad.
Haz la foto. De hecho, haz muchas. Incluso las borrosas o tontas sacarán sonrisas dentro de unos años. La luz de las velas crea un ambiente precioso, pero la luz natural es la que da esas fotos a las que vuelves cada año, así que no lo dejes para las seis de la tarde.
Busca un momento para la foto de grupo. La hora de comer es perfecta: caras sonrientes, una mesa especial y platos llenos de comida deliciosa.
Anota los momentos y las tradiciones especiales. En casa solíamos pegar en la escalera un horario de Navidad con todo lo que queríamos hacer desde Nochebuena hasta el 26 de diciembre (Boxing Day en el Reino Unido): desde leer cuentos la víspera hasta decidir qué película ver.
Hecho a mano y casero está bien; de hecho, mejor. Las decoraciones, las cadenetas de papel y los crackers no tienen por qué comprarse, y hacerlos juntos puede ser otra forma especial de inaugurar las tradiciones navideñas.
Que las únicas pantallas sean la tele por la tarde con una peli navideña. Después de hacer unas fotos, guarda el móvil y vive el momento.
Las tradiciones evocan recuerdos, un recordatorio poderoso de todo lo que nos ha precedido, de las personas que ya no están y de todas las oportunidades que tenemos por delante para crear otras nuevas y diferentes. Al final, la Navidad va de estos momentos y de estar juntos, a través de la comida, las tradiciones, las fotos y las historias, para que los recuerdos sigan vivos durante años.