Historias
Por qué mirar fotos antiguas es bueno para tu mente y estado de ánimo
El poder de las fotos antiguas no es el hecho de que se puedan compartir, sino que nos anclan en momentos de la vida.


Historias
El poder de las fotos antiguas no es el hecho de que se puedan compartir, sino que nos anclan en momentos de la vida.


Echa un vistazo ahora mismo a las fotos que tienes en tu smartphone. ¿Qué es lo que ves? Generalmente, las galerías fotográficas están repletas de fotos bien mundanas: una imagen rápida de un plato de comida, una foto borrosa en un aparcamiento o un montón de capturas de pantalla.
Las redes sociales, con su selección perfecta de fotos, pueden hacerte pensar que no vale la pena capturar esos momentos del día a día. Pero quizás esas instantáneas «insignificantes» son más importantes de lo que nos damos cuenta, porque revelan los hilos con los que tejemos nuestras historias vitales.
¿Y si mirar fotos antiguas nos pudiera ayudar a redescubrir la alegría, reconectarnos o sentir que nuestros esfuerzos han valido la pena y mejorar nuestra autoestima?
Las fotos pueden mejorar nuestro estado mental, corporal y espiritual, porque nos ayudan a ver que vale la pena capturar la vida y disfrutar de ella, pese a todas sus complejidades.
A menudo, cuando experimentamos nostalgia, no le damos importancia y lo consideramos sentimentalismo o incluso lo vemos negativamente como una forma de vivir en el pasado. Sin embargo cada vez más estudios científicos consideran que la nostalgia es buena para nuestra salud mental, porque nos ayuda a hacer cosas como las siguientes:
Reflexionar sobre el crecimiento personal.
Regular nuestras emociones.
Encontrar consuelo emocional ante eventos del pasado.
Recordar a nuestros seres queridos.
Reforzar nuestro sentido de la identidad.
Piénsalo: en momentos en que no te sientes bien, tu mente puede transportarse inesperadamente hasta un buen recuerdo, como cuando construías castillos de arena en tu infancia con tus hermanos. En esos momentos, casi puedes revivir la risa y sentir el calor del sol en la piel. Esas reflexiones no buscan escapar del presente, sino encontrar la resiliencia en él.
Esos pensamientos reflejos no son para escapar del presente, sino la forma que tiene nuestro cerebro de ofrecerte un respiro ante situaciones de gran estrés.
Un estudio concluyó que mirar fotos personales mejora la autoestima de los niños. En las generaciones mayores, revivir momentos felices mirando fotos hizo aumentar su función cognitiva, mejoró su estado anímico e impulsó su interacción social.
La vida moderna se mueve rápido, a menudo a costa de la conexión con las personas. Y sin embargo, los estudios indican que las pequeñas interacciones del día a día tienen una gran importancia: una reunión improvisada para tomar café, ayudar a un amigo a cambiar los muebles de sitio o incluso enviar una nota de voz... todas estas acciones, así como revisitarlas mentalmente, pueden ayudar a combatir la soledad y la depresión.
Recordar tomar una instantánea improvisada y rápida de las interacciones del día a día, incluso si no es tan perfecta como para colgarla en las redes sociales, tiene estos beneficios:
Puede convertirse en una práctica de fotografía consciente muy saludable.
Puede generar conversaciones profundas.
Puede ayudarte a hacer preguntas importantes.
Puede reducir la distancia entre tú y tu gente.
Puede ayudarte a centrarte en los recuerdos positivos, incluso al mirar fotos antiguas que generen tristeza.
De promedio, nuestros smartphones contienen unas 2000 imágenes y tienen la capacidad de almacenar varios miles más en la nube o en tarjetas de memoria digitales. Además, no nos olvidemos de que muchos de nosotros también tenemos álbumes fotográficos, cajas repletas de fotos antiguas y polvorientas, o incluso carretes pendientes de revelar perdidos en algún cajón. Convertir todo este tropel de imágenes en un archivo fotográfico emocional puede ser profundamente reconfortante.
Aquí tienes un montón de formas de organizar tus fotos para crear un archivo fotográfico que podrás admirar y usar para recargar tus pilas emocionales.
Usar el método KonMari: la organizadora profesional Marie Kondo desarrolló este sistema, que propone mirar tus fotos una a una y preguntarte: «¿esta imagen me produce alegría?» u otros temas emocionales habituales que quieras que tu historia visual refleje, como realización, gratitud o conexión.
Anclar las imágenes a grandes eventos vitales: identifica las fotos sobre grandes hitos de la vida como bodas, nacimientos o vacaciones, que suelen estar vinculadas a fechas específicas. Posteriormente, incorpora otras fotos en los espacios temporales restantes para construir una autobiografía fotográfica. Puedes utilizar las marcas de tiempo o buscar pistas visuales en las imágenes para facilitarte el proceso de colocar cada momento en su sitio correcto dentro de tu cronología.
Agrupar los temas recurrentes: agrupa tus imágenes por detalles visuales recurrentes, como excursiones a la naturaleza, reuniones familiares o aficiones. Esta técnica te puede ayudar a compilar recuerdos fotográficos con una narrativa coherente que destaque los intereses y conexiones que compartes con tus amistades y familia, incluso en el día a día.
Secuenciar para amplificar la emoción: colocar lado a lado imágenes que guarden una relación puede ser divertido y también crear emociones nostálgicas. Por ejemplo, busca una foto antigua de tus primeros años de vida con tu juguete preferido y sitúala junto a la de tu hijo con el suyo. Revelar conexiones inesperadas entre detalles de las imágenes puede ayudarte a ver tus fotos familiares a través de un prisma totalmente nuevo.
Pedir contribuciones: para aprovechar al máximo los beneficios psicológicos de los álbumes fotográficos, ve más allá de la imagen e incorpora las voces de los que compartieron esos momentos. Pide a tus familiares citas sobre las fotos en que aparece cada uno e inclúyelas como pies de foto.
Exponer fotos nostálgicas es una excelente forma de expresión creativa que celebra el pasado y refuerza tus vínculos emocionales en el presente.
Con impresiones fotográficas puedes decorar las paredes de tu casa o crear pequeñas viñetas más íntimas. Este formato da personalidad, calidez y una elegancia atemporal a tu espacio vital. Puedes combinar impresiones de estilo Polaroid con fotocuadros para disfrutar de montajes modernos que podrás reorganizar fácilmente. Otra opción es incorporar objetos personales como entradas de concierto o postales para añadir profundidad y contexto a tu narración visual.
Alternativamente, crear fotolibros elegantes y dignos de mostrar en tu salón puede ayudarte a revivir momentos que atesoras siempre que necesites una dosis de confort nostálgico.
Seleccionar este material fotográfico puede ser una tarea colaborativa, lo que te permitirá a ti y a tu gente disfrutar juntos de los momentos de alegría y encontrar un apoyo en los momentos difíciles.